¿Cuándo se “comió” el fact checking a la verificación periodística?

Chelo Sánchez Serrano
6 min readNov 29, 2020

No presuponer que un periodista verifica que lo que va a publicar es cierto, o se aproxima a lo verdadero en un nivel máximo; que las fuentes a las que cita son quienes dicen ser o que los datos que aporta en sus piezas están comprobados es una contradicción en sí misma y un sin sentido, me atrevería a decir. En “Los elementos del periodismo” (Kovach y Rosenstiel, 2003), los autores hacen una defensa clara de la verificación, entendida esta como uno de esos 9 elementos del Periodismo, entre los que es esencial este ritual de la verificación: comprobar aquello que voy o vamos a publicar.

Que el Periodismo se haya vuelto cada vez más opinativo y la carga editorializante parezca haber absorbido a la informativa no exime al Periodismo de la prueba del algodón de la verificación. Que la era digital haya abierto todas las puertas posibles a bulos, mentiras, medias verdades, contenidos confusos, o negligencias profesionales -no solo periodísticas- fruto de estos tiempos de vértigo no exime al periodista de trabajar con las garantías de siempre, con sus métodos profesionales y con criterios periodísticos. Incluso, aunque el fact checking haya llegado para ayudar en el proceso de post comprobación y sea, como asegura el creador de Politifact, Bill Adair, ”la variante más importante del periodismo en la era digital”, en la esencia de la práctica periodística está la verificación. Si no, puede que ni hablemos de Periodismo… ¿En qué momento hemos hecho dejación de funciones los periodistas, o parece que ha tenido que llegar el fact checking, creado en principio para comprobar fundamentalmente datos y versiones de los políticos, para contribuir a recuperar la credibilidad del Periodismo?

“La batalla contra la desinformación, escribe María Ramírez en El Diario.es, la tienen que librar los medios con criterios periodísticos”

Y es que tradicionalmente en las escuelas de Periodismo y en las Universidades hemos aprendido, y seguimos enseñando, que la verificación es un pilar esencial de la práctica periodística, incluso una exigencia, que diferencia el Periodismo del entretenimiento, la propaganda, la publicidad… Si aprendías y aprendes el oficio en una redacción con periodistas de los que tienen asumida esta divisa de la profesión en su ADN, lo grabas ya en letras de mármol para toda tu vida profesional. Todavía recuerdo la monumental bronca que me llevé en mi primer trabajo en Radio Mallorca, recién licenciada: “por mucha confusión y poca comprobación”, me dijo entonces mi jefe… No me sirvió de mucho decir que me costaba entender el mallorquín (lengua que yo no hablaba en absoluto. Llevaba 1 mes en la isla), ni que lo había hecho con la mejor intención: “las buenas intenciones son insuficientes en Periodismo”, por no decir que, incluso, te pueden traicionar. Lección aprendida.

Verificar antes… y después

Según el Código Deontológico Europeo de la Profesión Periodística, “la emisión de noticias debe realizarse con veracidad, a través de las actividades verificadoras y comprobadoras oportunas y con imparcialidad en la exposición, descripción y narración de los mismos. Los rumores no deben confundirse con las noticias. Los titulares y enunciados de las noticias deben subrayar lo más fielmente posible el contenido de los hechos y datos”.

La verificación no es una moda, ni una tendencia o innovación al alza, ni siquiera un órdago “para que no te la cuelen” -como reza el lema del estupendo proyecto de Maldita-, la verificación es una de las bases, un elemento esencial del Periodismo, un protocolo de seguridad, las rutinas de comprobación y contraste de la profesión, el sello de calidad que deberían llevar todas las informaciones publicadas por los medios de comunicación y por los periodistas. Es cierto que nunca ha sido un proceso de trabajo fácil, y menos ahora con la falta de control que han favorecido internet, las plataformas y las redes y ante la avalancha informativa a veces inmanejable. Es cierto, como escribía Bernardino Cebrián en un artículo publicado en la Revista ZER (2012), bajo el título “Al rescate de la verificación periodística”, que no hay un método único para la verificación, sino más bien, como señalan Kovach Y Rosenstiel en “Los elementos del Periodismo”, muchas técnicas posibles y continuamente mejorables.

La verificación tiene que realizarse siempre de manera previa a la publicación o difusión de una información. Puede ser interna y puede conllevar varios niveles e implicar a diferentes profesionales:

.- la verificación de datos del propio periodista, que conoce, contrasta, confirma y solo después cuenta.

.- la del documentalista, que en cualquiera de los medios puede contribuir también a esta tarea de verificación y aportar pruebas documentales, como señala Gabriel Galdón (2002)

.- la del verificador, si existe como perfil profesional dentro del medio. Por ejemplo, The New Yorker ha llegado a contar con 16 verificadores. También trabajan con esta figura grandes medios como The New York Times. O la del editor, profesional que supervisa la versión final de los contenidos. Incluso, la de toda la redacción, si hace falta.

.- La del corrector o revisor de estilo (figura profesional en desaparición), encargado de evitar esos errores que acaban empobreciendo los contenidos por falta de corrección y ausencia de revisión de 4 ojos, que siempre ven más que 2.

También puede ser externa, gracias a la supervisión de una agencia, plataformas de comprobación de datos o especialistas en las distintas materias.

Además de la verificación o comprobación de datos y versiones previa, existe un segundo paso posterior a la publicación, que, en caso de detectar errores o falsedades, debe gestionar y publicar la rectificación o la corrección por los sistemas y mecanismos (profesionales y jurídicos) establecidos. Esta verificación posterior, no es la deseable, aunque también sea necesaria. En esta línea se asienta la corriente del fact checking, como un proceso más de garantía de los sistemas democráticos y también periodísticos.

“Las plataformas de verificación de datos se han convertido en un movimiento que, nacido en Estados Unidos, se ha extendido por todo el mundo. Su objetivo es luchar contra la desinformación, las percepciones erróneas y las falsas noticias en el nuevo ecosistema comunicativo en el que las redes sociales adquieren relevancia como fuente de información, y en el que es cada vez más fácil –y asequible a miles de millones de ciudadanos– producir, editar y distribuir (falsa) información”, escriben López Pan y Rodríguez (2019).

¿Para que sirve la verificación?

  1. Para conseguir el bien más preciado del Periodismo y de un periodista, la credibilidad.
  2. Para garantizar la confianza de los ciudadanos, trabajar la reputación y convertir el Periodismo en un bien y servicio esencial.
  3. Para evitar litigios por difamación, por ejemplo.
  4. Para evitar errores de esos que pueden llegar a avergonzarnos, como publicar que alguien ha muerto sin que sea cierto.
  5. Para separar realidad de ficción
  6. Para buscar la precisión, el detalle, la solvencia.
  7. Para garantizar que los ciudadanos entiendan que la información de calidad tiene un precio y merece la pena pagar por ella.

Los efectos de la falta de verificación (sobre todo de la verificación previa) en la profesión periodística conllevan el desgaste de la confianza de los ciudadanos, la pérdida de credibilidad y la mala consideración de la profesión, si se evidencia esa mala práctica.

Las plataformas de verificación de datos o fact checking en España se encuentran todavía en una fase incipiente, aunque Maldita y Newtral, por ejemplo, tienen ya un recorrido muy notable. Los grandes medios escritos y sus versiones digitales, las televisiones y la radios tienen un camino por recorrer en este sentido, especialmente los medios audiovisuales, que trabajan con plazos de producción más cortos. Pero, sobre todo, los medios tradicionales y sus versiones más modernas deberían reforzar la cultura de la verificación en sus redacciones, que me consta que existe, pero que no siempre se cuida hasta el máximo nivel de exigencia, ni se ponen medios suficientes, y, sobre todo, no siempre se enarbola y muestra como elemento esencial del Periodismo que se produce. Verifica que algo queda. No todo vale: la diferencia entre el Periodismo y otras prácticas.

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Chelo Sánchez Serrano

Ciudadana, periodista y profesora de universidad (@fcomsalamanca, UPSA). La radio es mi debilidad. Tengo otras: VIVIR y no hacerlo sin más.